Andrea del Boca, una de las actrices más queridas del país, encara la celebración de sus 60 años en un estado de paz que creyó perdido. La razón es contundente: tras años de un extenuante proceso legal, fue absuelta a fines de septiembre en la causa por la financiación de la novela "Mamá Corazón". Con el peso de una década de litigio finalmente descargado de sus espaldas, una feliz Andrea hizo fuertes declaraciones sobre lo que vivió, marcando un nuevo comienzo en su vida.
El 30 de septiembre el Tribunal Oral Federal 7 dictó su inocencia. La actriz y el ex ministro Julio De Vido, entre otros, quedaron libres de todos los cargos que los acusaban de recibir 36 millones de pesos del Estado para una ficción que, finalmente, nunca se emitió por la TV Pública. El veredicto, lejos de ser una mera formalidad, representó el cierre de un capítulo lleno de angustia para la artista, quien cargó con las consecuencias de una acusación que caló hondo en su vida personal y profesional. Según La Pavada de Diario Crónica, Del Boca celebrará entonces sus seis décadas de vida el 18 de octubre con su familia, relajada al haber sido absuelta en el juicio por malversación de fondos del Estado, tras un proceso que se extendió una década.
Al conocerse la sentencia, la emoción de Del Boca fue inmediata. En una entrevista con Radio 10, no dudó en calificar el fallo como un renacer: "Puedo decir que el 25 de septiembre volví a nacer", expresó. Con la voz quebrada, describió el calvario de "casi una década de muchos insultos, agresiones, violencia, cancelación". Su relato también se tiñó de dolor familiar al recordar el impacto en su padre, Nicolás del Boca, director de la polémica producción, vinculando la presión de la causa con la depresión y la enfermedad terminal que le costaron la vida.
Hoy, con la página judicial vuelta, Andrea del Boca puede concentrarse en lo que realmente importa: festejar sus seis décadas de vida junto a los suyos. La actriz que desde niña conquistó la pantalla con éxitos como "Celeste" y "Perla Negra" cierra un ciclo amargo y mira hacia adelante, aliviada y reconfortada por una justicia que, aunque tardía, llegó. La celebración, sin duda, tiene el sabor agridulce de una batalla ganada.