El viceministro de Economía, José Luis Daza, reconoció que el déficit de cuenta corriente del balance de pagos es una característica en común dentro de las grandes crisis económicas que se han visto a nivel mundial, dado que implica una economía gastando más de lo que le ingresa, y también estimó que este año terminará con un rojo del 2% del PBI, lo que estará, de verificarse, por arriba del 0,4% que estimó el acuerdo con el FMI. Sin embargo, afirmó que en el caso argentino actual ese déficit es esperable, razonable y que el Gobierno está cómodo, ya que se está dando en el marco de la recuperación de la economía, con crecimiento del 6% y con una mejora de la inversión. Por ahora, el déficit observado equivalió al 0,7% del PBI y la economía creció un 0,8%.
Anualizados, ambos datos arrojan una potencial mejora de la actividad del 3,2% durante el 2025 y un déficit del 2,8% del PBI. Al respecto, Daza afirmó que sus proyecciones de un rojo del 2% del PBI y un producto saltando un 6% son números mejores que los de algunos países de la región: “Si miran el resto de la región, van a ver países con déficit de cuenta corriente más alto que nosotros, del 2,5% o 3% del PBI, pero creciendo al 2%”. Con todo, Daza dijo que el Gobierno, más allá de sentirse cómodo con el déficit publicado esta semana por el Indec, seguirá monitoreando esa variable desde cerca.
Daza dijo: “El primer trimestre nos muestra una economía en franca y sostenida recuperación, en forma muy sana, manteniendo los equilibrios macroeconómicos básicos. Me van a decir 'sí, pero hay déficit de cuenta corriente'. Hay un elemento en común en las crisis que es un gran déficit de cuenta corriente. Al mirarlo, importa la calidad, importa la razón, importa la magnitud. Un déficit de 2% en un contexto de país que crece al 6% es esperable, razonable”.
Y agregó: “Al déficit de cuenta corriente lo podemos ver como la diferencia entre el ingreso del país y lo que gasta. Otra forma de verlo es que es la diferencia entre el ahorro y la inversión. Lo que vemos en el ahorro es un desahorro generado por el fisco, y nosotros no lo estamos teniendo. El fisco está ahorrando. Y cuando ves el gasto, estamos aumentando la inversión. Un país descapitalizado que está creciendo, es razonable que tenga un déficit de cuenta corriente. Lo vamos a seguir monitoreando, pero es esperable, razonable y nos sentimos cómodos. Lo genera el sector privado”.
El socio de la consultora FMyA, Fernando Marull estimó que el déficit de cuenta corriente devengado de USD5.191 M que se registró durante el primer trimestre equivalió al 0,7% del PBI. El Indec mostró esta misma semana que la actividad creció un 0,8% trimestral desestacionalizado, que anualizado es consistente con un producto mejorando 3,2% en un año. Marull alertó acerca del rojo del primer trimestre: “Dato a mirar con atención”. El economista Alejandro Barrios sostuvo que, aunque al Gobierno le importa más lo fiscal, “a sus inversores les importa la cuenta corriente del balance de pagos”.
Al respecto, el investigador del Centro de Estudios Económicos del Desarrollo (CEED-Unsam), Juan Graña, planteó: “¿Están seguros que el déficit de cuenta corriente no es un problema porque es algo 'entre privados'? ¿Por qué el Estado no puede gastar más pesos de los que ingresa, pero la economía puede gastar más dólares de los que genera genuinamente?”.
El acuerdo con el FMI prevé para el 2025 un déficit bastante pequeño para la cuenta corriente, lo que dejó al rojo del primer trimestre ya algo fuera de esa escala. El texto plantea: “Se espera que el saldo de la cuenta corriente externa pase de un superávit del 1% del PBI en 2024 a un déficit del 0,4 % del PBI este año, reflejando términos de intercambio menos favorables, una recuperación cíclica de la demanda interna y una mayor flexibilización de las restricciones a la cuenta corriente. Se espera que una adhesión estricta al ancla fiscal, junto con una transición ordenada hacia un régimen monetario y cambiario más sólido, con una mayor flexibilidad del tipo de cambio para hacer frente a los shocks, permita lograr un saldo de cuenta corriente externa ampliamente equilibrado y una mejor cobertura de reservas a mediano plazo”.